Todos los años pasa lo mismo, todas las temporadas algún equipo modesto de Segunda División b da la campanada y elimina a un club de Primera en la Copa del Rey. Este año no ha sido menos y los agraciados del curso han sido el Polideportivo Ejido, equipo del Grupo IV, y el Real Unión de Irún, que milita en el Grupo I de la Segunda B. En el caso de los andaluces, el club celeste se enfrentó al Villarreal, todo un equipo Champions que había depositado grandes esperanzas en hacer un buen papel en las tres competciones que disputa esta temporada. En el caso de los irundarras, la gesta todavía tiene mayor mérito porque se enfrentaban al todopoderoso Real Madrid, que como todos los años se había propuesto hacer al menos un papel digno en la Copa.
En ambos clubes son conscientes de que el único objetivo de la temporada es el ascenso pero la Copa se ha convertido en un aliciente con el que enganchar a los aficionados de nuevo y sueñan con que el sorteo depare otro duelo con uno de los grandes de la Liga. Los dos equipos tienen la obligación de ascender y cualquier otro resultado sería un fracaso a excepción de la Copa. El Poli Ejido descendió la temporada pasada después de cinco años en la categoría de plata y espera que su vuelta a la Segunda B solo sea momentánea. Actualmente, son segundos detrás del Cádiz en el Grupo IV con 26 puntos. Los irundarras, en cambio, ya no recuerdan cuando fue la última vez que estuvieron en Segunda y, a pesar de haber sido equipo de playoff en varias temporadas, el ascenso se les ha resistido. De momento son líderes del Grupo I con 30 puntos.
Al final de la temporada si no se ven en Segunda lejos quedará la gesta de la Copa y se hablará de fracaso pero lo que está claro es que para los equipos modestos la Copa ofrece la oportunidad de volver a salir en los periódicos y de revivir tiempos mejores. Ésta es la magia de la competición del K.O.
El Real Madrid, eliminado

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